La organización y la planificación del trabajo son dos elementos fundamentales que deben ir mejorando los alumnos durante su etapa escolar. Las agendas escolares son una herramienta ideal para conseguirlo. Este instrumento de material escolar sirve de ayuda para gestionar las tareas diarias, además de ser idóneo para agilizar la comunicación entre familias y profesores y facilitar el seguimiento del progreso escolar del alumno. Para obtener el máximo partido a las agendas es necesario que todas las partes implicadas aprendan a usarla con eficacia, tanto alumnos, como profesores.
El éxito académico reside principalmente en los alumnos. Las agendas escolares pueden ayudar, pero es necesario que el estudiante aplique pautas específicas en su uso. Las agendas deben contener información específica y concreta. No se deben apuntar ideas genéricas, sino concretas. Debemos pensar que la memoria no es infalible, por lo que es necesario que el estudiante anote con precisión toda la información importante.
El principal motivo por que el que todo alumno debería utilizar una agenda escolar es que esta hace de nexo educativo entre los alumnos, las familias y los estudiantes. No debe considerarse una herramienta exclusiva del estudiante.
Como hemos mencionado, la agenda es un instrumento para que los padres estén al día de la evolución académica de sus hijos y puedan ejercer el control necesario para que cumplan con sus tareas diarias de un modo eficaz. Las familias deben prestarle la importancia que requiere. Es preciso que no se limiten a firmarla cada día -una petición de algunos docentes-, sino que la revisen y ayuden a sus hijos a gestionarla del modo más adecuado.
La memoria de trabajo, la que nos permite acordarnos de las cosas que tenemos pendientes de resolver, no es un enorme saco sin fondo. Si planeas comprar el material escolar que te piden en el colegio, con toda seguridad irás con la lista escrita en un papel. Fiarlo todo a tu memoria es arriesgado si no quieres volver a la tienda. Los especialistas sitúan entre cinco y nueve los ítems que un adulto es capaz de retener. Los niños no escapan a esta característica de la memoria limitada, por lo que conviene enseñarles lo antes posible a poner en marcha estrategias para compensar este hándicap. Usar una agenda es una de ellas.
La agenda escolar no solo es beneficiosa para los estudiantes, sino también para sus padres, puesto que esta puede ser una herramienta muy útil para establecer una comunicación fluida ente la familia y la escuela, de manera que, tanto los padres como el profesorado, escriban en ella las anotaciones que consideren pertinentes.
Por ejemplo, si el niño se ha olvidado de hacer los deberes, si se le ha quedado uno de los libros en casa, si ha tenido un mal comportamiento en el aula, si tiene que ir al médico, si hay una excursión.
Por ello, es conveniente que los padres supervisen periódicamente las agendas de sus hijos, en especial cuando estos cursan Educación Primaria. Además, de esta forma, los progenitores pueden comprobar todas las tareas que los pequeños tienen y ayudarles a realizar alguna de ellas, en caso de ser necesario.
Por todo ello, los padres deben encargarse de que al principio del curso los niños cuenten con una agenda escolar con la que poder desarrollarse correctamente como estudiantes.
El éxito académico reside principalmente en los alumnos. Las agendas escolares pueden ayudar, pero es necesario que el estudiante aplique pautas específicas en su uso. Las agendas deben contener información específica y concreta. No se deben apuntar ideas genéricas, sino concretas. Debemos pensar que la memoria no es infalible, por lo que es necesario que el estudiante anote con precisión toda la información importante.
El principal motivo por que el que todo alumno debería utilizar una agenda escolar es que esta hace de nexo educativo entre los alumnos, las familias y los estudiantes. No debe considerarse una herramienta exclusiva del estudiante.
Como hemos mencionado, la agenda es un instrumento para que los padres estén al día de la evolución académica de sus hijos y puedan ejercer el control necesario para que cumplan con sus tareas diarias de un modo eficaz. Las familias deben prestarle la importancia que requiere. Es preciso que no se limiten a firmarla cada día -una petición de algunos docentes-, sino que la revisen y ayuden a sus hijos a gestionarla del modo más adecuado.
La memoria de trabajo, la que nos permite acordarnos de las cosas que tenemos pendientes de resolver, no es un enorme saco sin fondo. Si planeas comprar el material escolar que te piden en el colegio, con toda seguridad irás con la lista escrita en un papel. Fiarlo todo a tu memoria es arriesgado si no quieres volver a la tienda. Los especialistas sitúan entre cinco y nueve los ítems que un adulto es capaz de retener. Los niños no escapan a esta característica de la memoria limitada, por lo que conviene enseñarles lo antes posible a poner en marcha estrategias para compensar este hándicap. Usar una agenda es una de ellas.
- Usar frecuentemente la agenda.
- Planificar y organizar el calendario de estudio
- Controlar personalmente que se cumple la programación realizada.
- Adquirir hábitos de organización, planificación y auto-control del trabajo y el estudio.
- Habituarse a anotar la información que pueda interesar.
- Habituarse a anotar la información que pueda interesar
La agenda escolar no solo es beneficiosa para los estudiantes, sino también para sus padres, puesto que esta puede ser una herramienta muy útil para establecer una comunicación fluida ente la familia y la escuela, de manera que, tanto los padres como el profesorado, escriban en ella las anotaciones que consideren pertinentes.
Por ejemplo, si el niño se ha olvidado de hacer los deberes, si se le ha quedado uno de los libros en casa, si ha tenido un mal comportamiento en el aula, si tiene que ir al médico, si hay una excursión.
Por ello, es conveniente que los padres supervisen periódicamente las agendas de sus hijos, en especial cuando estos cursan Educación Primaria. Además, de esta forma, los progenitores pueden comprobar todas las tareas que los pequeños tienen y ayudarles a realizar alguna de ellas, en caso de ser necesario.
Por todo ello, los padres deben encargarse de que al principio del curso los niños cuenten con una agenda escolar con la que poder desarrollarse correctamente como estudiantes.